Qué no daríamos por una hora más con quien ya no está, qué no daríamos por no sentirnos ni ser los culpables de su ausencia.

Gracias


 Cuando recibes un golpe en la cabeza y tu memoria se volatiliza en contra de todo pronóstico no eres tú quien sufres, no te asustas ni te preocupas, ni tan siquiera sientes dolor, tú sólo preguntas una y otra vez lo mismo a personas que te dan una vez tras otra las mismas respuestas con el máximo cariño y una milagrosa paciencia.
 Te hacen compañía y te cuentan cómo han pasado las cosas y dónde estás tantas veces como quieras a sabiendas de que minutos después habrás traspapelado la información en algún lugar cercano a ninguna parte.
 Tus días olvidados permacen inalterables junto a los que sufrieron por ti y yo no imagino un lugar mejor donde guardar mis agujeros de gusano.


                                                                                                                        
                                                                                                                      Gracias.


2 comentarios:

  1. ¿Qué quieres decir con todo esto?

    ResponderEliminar
  2. Di un sustillo, me golpeé la cabeza, no recordaba ni retenía nada.
    Me quedan lagunas, rasguños y algunos dolores pero cada día estoy mejor.

    El ser humano y su estúpida fragilidad.

    ResponderEliminar