Qué no daríamos por una hora más con quien ya no está, qué no daríamos por no sentirnos ni ser los culpables de su ausencia.

. y final

Toda la infancia y adolescencia llendo a clase de "lengua", aprendiendo gramàtica, literatura, ortografìa... años de nervios y examenes, de tiempos verbales, de analisis morfòlogicos y sintàcticos, estudiar las palabras y sus funciones para màs tarde y de un guantazo comprender el significado del punto y final en su versiòn màs literal.
Cuanto menos es duro, no por cuestionarme lo aprendido de la pizarra, sì por lo aprendido sin ella.
Un puntito, un jodido punto para el que se gasta menos tinta que una interrogaciòn, pensàndolo bien es lògico, alguien que obliga a la letra siguiente a desaparecer no puede traer nada bueno.

El punto no es màs que eso, distancia, tiempo y si te lo piden por favor: destierro.

Que vaya acompañado de olvido o superaciòn es problema tuyo, el arrepentimiento, si llega, lo hace tarde, es indiferente el nùmero de pàginas vividas o la calidad de las mismas, cuando alguien lo solicita la ejecuciòn es inmediata, tan inmediata como el miedo a que sea real y te quedes suspendido eternamente en el ùltimo renglòn, rezando para que todo de reduzca a un punto y aparte en huelga o una coma mal hecha por un error de imresiòn.
No importa, para cuando se comprenda serà tarde, como en otra ocasiòn os dije, el tiempo siempre es precoz y las personas de todo menos perennes.

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