Qué no daríamos por una hora más con quien ya no está, qué no daríamos por no sentirnos ni ser los culpables de su ausencia.

(Ámbar)
Al compás de las rallas verticales de su camisa echa las piernas a pasear sobre el asfalto,
si supiese las miradas que lleva grapadas en la espalda creo que sonreiría,
ni cigarro ni grandes gafas de sol,
ni tacones ni maquillaje perpetuo.
(Rojo)
Labios entre abiertos murmuran lo que a primera vista podría parecer una canción
y una tímida sonrisa contagiosa anuncia a voces el estribillo,
subo la voz de la radio
y me preparo para dejar atrás el mejor semáforo del día.

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