Qué no daríamos por una hora más con quien ya no está, qué no daríamos por no sentirnos ni ser los culpables de su ausencia.

Ya no mido la distancia en km,
tampoco calculo el tiempo a golpe de reloj,
lo que nos separa nos mantiene unidas,
entre tu puerta y la mia ¡3.000.000 de palomitas!

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