Quiero parar y sentarme, que se me acaben las ganas de andar o dejar de andar sin ganas, quiero abandonar tus recovecos, olvidarme de tus pasillos y dejar de recorrerte como quien recorre un laberinto buscando una salida inexistente.
Cada día cierro los ojos y sobre la palma de la mano dibujo con el índice lo que recuerdo de cómo llegué aquí, doblo cada esquina una y otra vez, retrocedo, ando sobre lo ya andando y lo único que veo es como otros logran salir.
Quiero salir de ti....
He vuelto.
ResponderEliminar¿Y si ya nada valiese realmente la pena?, gritar, pasa a ser alguna desesperación secundaria, bloqueadas tus palabras, se desvanecen. Y los susurros de tiempo son navajazos por la espalda…
Violetcarsons.