Qué no daríamos por una hora más con quien ya no está, qué no daríamos por no sentirnos ni ser los culpables de su ausencia.

En silencio intento recordarte, tus ojos, tus gestos, tus palabras, tus manías y me asusta lo poco que me interesó conocerte, procuro viajar a años pasados, a días en los que aun te cruzabas en mi camino aunque sólo fuese para cabrearme, estúpida niñata...
Me da rabia no recordar más, no haber sido capaz de distinguir, de aprender la lección antes de recibirla...
Cuantos días como hoy pasaron desapercibidos ante nosotros, cuantas veces habré deseado que no exisitiera ninguno para que no llegara el último.

No hay comentarios:

Publicar un comentario