Qué no daríamos por una hora más con quien ya no está, qué no daríamos por no sentirnos ni ser los culpables de su ausencia.

Cosas de mujeres

Soy mujer y cuando empecé a tener uso de razón, entre los cinco y los diez años, me di cuenta de que algo no iba bien, me gustaba mi vecina, pensé que era la única, que mi madre se enteraría porque no me vendría nunca la regla o no me crecerían los pechos, tenía miedo asique callé.

4º de primaria, 10 años, Elena N.A. Delegada de clase, inteligente, atlética, ojos azules, piel morena y pelo castaño, ligeramente ondulado, atraía la atención de todos los chicos de la clase y sin saberlo también la mía, pocos años después empezó a usar rodillera por culpa del atletismo, salió con David S. El guapo del curso, lloré el ultimo día de clase antes de las vacaciones de verano porque no la vería en tres meses, por supuesto callé.

 Plena pubertad, Mónica P.I. Morena, pelo rizado, ojos marrones, jugadora de baloncesto y también mi entrenadora, unos diez años mayor que yo, iba sola a verla jugar sus partidos, lo último que sé es que esperaba un hijo.

 15 años, Ricardo, gallego, un encanto de chico y persona, intenté ser como el resto pero no funcionó, le hago daño sin merecerlo.

Celia F, Irene M, Mar C, Anabel A, compañeras de clase, morenas con ojos marrones, atrayeron mi atención antes de terminar la ESO, ni una palabra del tema.

 18 años, mi primera pareja, ella 15, Sara M.C. Morena, 1,70m, ojos marrones, muy inteligente y guapa, no me creía que quisiera estar conmigo, había jugado al baloncesto, ese año tocó en el recital de flauta de su colegio y me prohibió ir a verla por vergüenza, le gustaba el reggaeton, no hubo beso porque cuando se acercaba me temblaban las piernas.
Durante la relación hablo con mi mejor amiga, mi hermano y una de mis hermanas, se lo cuento y me apoyan.
Duró seis meses, lo pasé mal, como todo primer amor creía que era para siempre, aun hoy (ocho años después) mantenemos el contacto, sigo recordando su número de teléfono y su fecha de cumpleaños.

 Irene B.M. Castaña, delgada, ojos marrones, 1,70 duró un año y nueve meses, daño, viví cosas buenas y malas de las cuales prefiero olvidarme, lo mejor su familia, espero que sepa cuidarlos.
 Durante este tiempo hablo con mi madre y se lo cuento, reacciona mal, peor de lo que esperaba, con 19 años me voy de casa, comparto piso, fallece mi padre sin saberlo.
 Estando con Irene conozco a Lara M.S. Catalana, castaña, artista, ojos extraños, no me arriesgo, habría sido catastrófico para ambas, capitulo aparte y extenso.

 20 años, vuelvo a casa, mi madre quiere superarlo pero resulta incapaz, lo lleva bien cuando lo olvida.
  Laura N.S, catalana, reside en Valencia desde los cuatro años, tres años menor que yo, castaña, ojos verdes, azules y grises, inteligente y guapa, lo sé todo de ella, casi seis años de relación.

 Sí, señores, señoras, soy lesbiana y de nacimiento, recuerdo los apellidos de cada chica que me ha quitado el sueño desde que tenía 10 años, de varias su número de teléfono, nunca he tenido un rollo de una noche, ni he sido infiel, no me gusta parecer masculina, no frecuento discotecas, ni bebo ni fumo, he besado a dos personas, tenido tres parejas, he sido feliz, querido, amado, sufrido, llorado y me niego a anunciar mi homosexualidad a cada persona nueva que conozco, empezaré a hacerlo cuando alguien me comunique su heterosexualidad con el mismo miedo injusto a ser rechazado.
 Hay gente que piensa que es una elección, un vicio o una enfermedad y aun tengo que estar agradecida por haber nacido en un país y en una época en el que no me lapidan por intentar ser feliz junto a alguien de mi mismo sexo.


NINGÚN PREJUICIO DE NINGÚN TIPO ESTA JUSTIFICADO, NUNCA.

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