Lo mejor de los malos días es que tarde o temprano terminan, lo peor es que hasta que finalizan pueden llegar a empeorar hasta límites insospechados.
Lo peor de los buenos días es su temprana caducidad, lo mejor es el sentimiento de inmortalidad que te acompaña a la cama.
Lo mejor de los sueños es que no hay límites, es una anarquía literal, como la carne poco hecha o el instinto animal de lo salvaje, sin normas, leyes, remordimientos ni piedad, lo malo es que no decidimos con quien soñamos ni elegimos los sueños que se hacen realidad.
Cuando alguien te quiere lo mejor es que irremediablemente te cuida, se preocupa, te sujeta ante el abismo y sin poder evitar los problemas sobrevive contigo a ellos, te guarda las espaldas y te hace sentir acompañado aun estando lejos o sólo, lo malo es el vacío que queda cuando esto desaparece.
Lo peor del dolor es que duele, una obviedad que no recuerdas hasta que eres tú quien se retuerce, lo bueno es que buscando algo positivo al final lo encuentras y una vez la situación esta controlada la perspectiva se ayuda de la distancia para enseñarte y compensarte lo vivido.
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