Qué no daríamos por una hora más con quien ya no está, qué no daríamos por no sentirnos ni ser los culpables de su ausencia.

Socavón

A veces el suelo tiembla y sin que nadie más lo note se abre un enorme socavón bajo nuestros pies que vence nuestra verticalidad, no puedes saltar, correr ni gritar porque cuando tu cuerpo consigue reaccionar, tu voz es demasiado débil para ser oída, no hay manera de adivinar cuanto tiempo permanecerás allí, en que condiciones o si alguien notará tanto tu ausencia como para acudir en tu busca, la unica opción es esperar, esperar a que algo suceda o a que ese alguien construya de nuevo el suelo para ti.


 Ahí abajo recordarás a cuantos te dijeron alguna vez que las cosas no siempre son fáciles, a los de: despues de la tormenta siempre llega la calma o: incluso en los peores momentos hay algo positivo y te reirás entre lágrimas de lo arrogante que es la ignorancia, de lo irrespetuosos que somo ante el dolor ajeno siendo tan sufrido como el nuestro, aprenderás lecciones que de otro modo pasarían inadvertidas y a su debido tiempo volverás a caminar, compartirás suelo con gente que caerá en sus propios agujeros, oscuros, profundos y solitarios, oirás hilos de voz y deberás decidir si pasas de largo, te asomas a cotillear, les ayudas a subir o si no estando listos para continuar, bajas y les haces compañía.  

2 comentarios:

  1. Oooooolé! Ya me enseñarás algunas cosas que estoy yo muy perdido con esto de blogger.

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  2. Claro que sì solete, aunque mis conocimientos son limitados cuenta con ellos!un besito

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