Qué no daríamos por una hora más con quien ya no está, qué no daríamos por no sentirnos ni ser los culpables de su ausencia.

Domingo

Los domingos deberìa estar prohibido la resaca, estudiar, madrugar, trabajar, la comida que no nos gusta, el paso del tiempo, las malas peliculas y pensar en ti.

Me encantarìa colarme en tu habitaciòn,
deslizarme sobre el perfume que aun perdura de ayer,
acurrucarme a tu lado sigilosamente,
observarte en la vulnerabilidad de tus sueños,
perfilar y colorear todos tus lunares,
luchar durante horas contra mis ganas de acariciarte,
percibir el tono exacto de tu piel,
la longitud de tus pestañas,
la inclinaciòn de tu nariz
o la expresividad de tus labios aun estando dormidos,
admirar tus manos y todo tu contexto,
sonrojarme por lo mucho que me gusta lo que tu llamas defectos,
memorizarte y desvanecerme ante el primer atisvo de consciencia que perciba en tus parpados, dejar tras de mi unicamente algunas arrugas desordenadas sobre el colchòn y la profunda esperanza de no olvidar lo que no volverè a ver.

Maldito domingo.

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