Qué no daríamos por una hora más con quien ya no está, qué no daríamos por no sentirnos ni ser los culpables de su ausencia.

Lluvia

Me gustan las tormentas, me tranquiliza el ruido de los truenos y me adormece el sonido de la lluvia, me himnotiza el mar enfurecido, el romper de las olas, la soledad y valentía de los acantilados, el sentimiento de vulnerabilidad que produce la naturaleza.

Hay dos maneras de saber cuando va a haber tormenta:
 La primera que el hombre del tiempo acierte.
 La segunda que este nublado y llueva.

Así de sencillo, acción reacción, si quieres evitar mojarte cargas con el paraguas o corres a resguardarte, hay quien recurre a la bolsa de plástico o cualquier periódico mediocre que merezca morir ahogado.
Cuando empieza a caer, por fuerte que lo haga, todos sabemos que es cuestión de horas que deje de llover, incluso si vives en Londres puedes tener la absoluta certeza de que hasta a los angelitos ingleses se les acaban las ganas de mear.
 Lo malo es cuando hay tormenta y ni el hombre del tiempo avisa ni la gente busca resguardo, cuando oyes truenos a 28º y el periódico de tu cabeza esta completamente seco, en ese momento sólo queda aguantar el chaparrón aun sin saber por donde viene y cuanto durará, hay que esperar una pequeña tregua que te permita coger aire o al menos llegar a casa y buscar ropa seca.

2 comentarios:

  1. A mi me dan miedo las tormentas... Menos cuando las paso contigo...

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  2. A las tormentas les doy miedo yo...menos cuando me pasan contigo...

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