Qué no daríamos por una hora más con quien ya no está, qué no daríamos por no sentirnos ni ser los culpables de su ausencia.

Quiero tener un rincón en el que acostarme prontito sólo para abrazarte mejor, en el que mis dedos y los tuyos compitan con caricias sin un claro vencedor, quiero soñar que sueño contigo y mientras soñamos ser tu edredón, quiero un desayuno en la cama, dos cafés, tres azucarillos y unas tostadas, quiero un colchón contigo y mi cobardía en un rincón...

No hay comentarios:

Publicar un comentario