Qué no daríamos por una hora más con quien ya no está, qué no daríamos por no sentirnos ni ser los culpables de su ausencia.

A vivir

    Hay días insípidos, días que hablan de ayer, días que se levantan torcidos y es mejor olvidar pero hay días en los que tus pies bailan sólos, tu vida resulta ser el mejor lugar donde estar y todo lo que te rodea te produce una ligera pero profunda sonrisa.

 Hay días en los que podrías afirmar, sin miedo a equivocarte, a que huelen las nubes y perder el autobús es una oportunidad para caminar, existen días en los que el caos de la ciudad te parece una gran coreografía hecha exclusivamente para ti y por mucho que busques motivos no encuentras ninguno en particular.

 Son días en los que veinticuatro horas es muy poco tiempo, esos días, guárdalos bien porque, como el Cometa Halley, nadie puede asegurarte que vuelva a pasar y si pasa, para verle, hay que estar mirando el cielo.
 No dejes que te los cuenten, vívelos.

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